Practicar el autocuidado
Como comentamos anteriormente, el autocuidado es una herramienta muy útil, ya que nos permite mejorar nuestra salud y nos ayuda a satisfacer nuestras necesidades a nivel emocional, físico y social.
¿Cómo empezar a cuidarnos?
Una de las maneras para iniciarnos en el autocuidado es plantearnos la siguiente pregunta: ¿qué necesitamos? No todas las personas tienen las mismas necesidades, por ejemplo, algunas personas pasan el día rodeados de gente y necesitan tranquilidad y desconexión, sin embargo otras viven completamente aisladas y sienten que necesitan realizar alguna acción que implique socializar. Por ello es imprescindible que hagamos un ejercicio de introspección y conectemos con aquellas necesidades que puedan estar siendo relegadas a un plano secundario y que son importantes para nosotros. Una vez las hayamos identificado, podremos ordenarlas de más a menos prioritarias. Quizá para alguien es muy importante estar activo a nivel físico, sin embargo, para otro lo es más sentirse informado o realizar actividades culturales.
¿De qué manera ponerlo en práctica?
Una vez identificamos y organizamos nuestras necesidades, es necesario conocer de qué manera podemos satisfacerlas. Para ello tenemos que encontrar acciones concretas que sean factibles de llevar a cabo. Siguiendo con el ejemplo anterior, si quiero realizar una actividad cultural tendré que conocer todas las posibilidades disponibles a mi alcance: leer un libro, ir a un museo, ver una película en el cine, asistir al teatro, participar en una conferencia… Y una vez hecho esto, será importante clasificarlas según nuestras preferencias, teniendo en cuenta cuál nos apetece más, cuál encaja mejor en nuestro horario, cuál es más accesible… valorando los diferentes factores que van a influir a la hora de poder o no realizar una actividad. Asimismo, es necesario seleccionar un momento en el día, en la semana, o en el mes, para llevar a cabo estas acciones y comprometernos a cumplirlo.
¿Hay algo más a tener en cuenta?
Uno de los errores más frecuentes a la hora de poner en marcha el autocuidado es establecer actividades o momentos de forma no realista. No es útil proponernos ser deportistas de élite cuando todavía no hemos comenzado a correr, porque es probable que no lo consigamos de forma instantánea y aparezca el sentimiento de frustración. Esa frustración nos hará perder motivación y, por tanto, dejaremos de lado la tarea de cuidarnos. Por ello, debemos elegir metas alcanzables a corto plazo, que se adapten a nuestras capacidades y nuestro estilo de vida real. Y conforme estas metas sean logradas con éxito, podremos establecer nuevos objetivos que nos permitan progresar en el autocuidado y satisfacer nuestras necesidades.
Estos son los primeros pasos para poner en práctica la tarea de cuidarnos, sin embargo, se puede hacer mucho más. Si quieres que te ayudemos con ello, ponte en contacto con nuestro equipo de psicólogas del Centro de Psicología Victoria Martínez, llamando al teléfono 976 044 448 o escribiéndonos a info@victoriamartinezpsicologia.es
Tobón Correa, O. (2003). El autocuidado una habilidad para vivir. Hacia promoc. salud, 37-49.
Vega-Michel, C., y Gutiérrez, E. C. (2019). Autocuidado de la salud II. Editorial El Manual Moderno.